El psicoanálisis tiene su punto de partida en una ciudad, Viena, en la época victoriana, en cual la sexualidad estaba claramente controlada. Sin dudas, la enseñanza de Lacan significó una lectura y una transformación subversiva del pensamiento freudiano, que permitió delimitar el valor y la función de la palabra en el campo del lenguaje y, en consecuencia, indicar cuáles eran las desviaciones y distorsiones de los conceptos fundamentales del psicoanálisis y de su práctica misma. Desde Europa este discurso se extendió a otras partes del mundo, en particular a diversos países de Latinoamérica. Este movimiento denominado Encuentros latinoamericanos de psicoanálisis, organizado por Rolando Karothy y Ruben Goldberg, se sostiene en la necesidad de crear un espacio de intercambio y debate, incluyendo la interlocución con otras disciplinas (mesas redondas, conferencias, jornadas, publicaciones), en otro tiempo histórico que aquel de los orígenes, donde se den a conocer las producciones de los analistas de los diversos países de gran parte de nuestro continente, que ya han demostrado su enorme importancia para el porvenir del psicoanálisis.